lunes, 1 de marzo de 2010

Poesía bajo tierra


Poesía bajo tierra, poesía en movimiento, poesía subterránea, poesía underground. Poesía, mucha poesía espera a los pasajeros del metro en estos días, en el festival poético en el Sistema de Transporte Colectivo. En estaciones del metro como Insurgentes, Coplico, Bellas Artes y muchas más, se han reunido las voces de más de cien poetas de todos colores y tonalidades. Desde la poesía más Kitsch hasta la más pornográfica. Poetas de gran trayectoria como Dolores Castro hasta poetas diletantes de poesía de 15 años. Cada cual con su estilo, con su poética y/o acompañados de otros discursos como la danza, el performance, la música o el Spoken Word, los poetas y los lectores de versos han deleitado, sorprendido e indignado a los millones de pasajeros que viajan diariamente en el metro: "¿ Qué pedo con estos weyes?" "Ay mira, amor, estan leyendo poesía, a mi me gusta mucho", "Hagan favor de recorrerse, por favor, permitan el paso", "Orale, que chido". Esa es la intención de la poesía: el extrañamiento, el sacarnos de nuestra plana rutina, transformar la aburrida realidad, provocarnos para bien o para mal. "¿Qué a poco eso es poesía? Puras pinches groserias", alcancé a escuchar el comentario de uno de los convidados de andén. Voces nuevas, algunas que se jactan de no seguir reglas, ni parámetros poéticos, de no querer publicar. Otros aviesos y traviesos en las mañas del buen versar. Unos más con la facha de melancólicos que no pueden ocultar en su andar, en su vestir, en su mirar, en su hablar. Algunos lúdicos, barrocones, juguetones, calamburemalabaristas, retruecanopirotécnicos. De todo hay, al dos por uno, llévese un poema amoroso y dos subersivos al mismo precio: la paciencia, los olores, los calores, la sed, el hambre, las ganas de llegar a casa: Dense unos minutos y de seguro se quedarán media hora o tal vez hasta la hora o más. Ayer en Bellas Artes poetas, obreros, sirvientas, secretarias, vendedores y uno que otro vagabundo (tal vez poeta) disfrutamos casi tres horas de poesía. Felicidades a Linda Guiza, Cristián Picón y otros organizadores por este evento, que cumple ya su segunda edición. Gracias a las autoridades siempre (casi) sensibles al quehacer cultural llevado a las calles. En esta ocasión llegaron bajo tierra. Probablemente como le sugerí a linda Linda, la próxima vez digamos nuestros poemas dentro de los vagones y, por qué no, llevemos a cabo nuestras presentaciones de libros.



Fernando Reyes. Académico de la UNAM, editor, antologador, ensayista, poeta y narrador. Autor de: El pez goloso de tu lengua y El corazón apalabrémonoslo. En narrativa a publicado: No somos tiernas las suripantas (cuento) y La filósofa, la jinetera y el comandante (novela que se presentó el 24 de febrero en la XXXI Fería Internacional del Libro del Palacio de Mineria).


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